viernes, 22 de marzo de 2013

Pecado y experiencia

Los cojones de acero. La mirada incisiva. El futuro, negro como plumaje de cuervo. Nacer dispuesto a vivir mil puteríos, crecer consciente de que nada será bueno para siempre. Estrangular a la esperanza con el primer llanto. Que nuestras sonrisas sean de resignación. Que las mentiras se las queden los enfermos.

Entender que la justicia es una idea, pero no una realidad. Que el pecado no es pecado, si no fragmentos de un orden natural que nos negamos a seguir. No debemos engañar al destino, ni al futuro, ni a la esperanza, ni a nosotros mismos. Ni a nada. No debemos engañar. Debemos vivir sabiendo que no sabemos nada y que nunca sabremos nada. Que el amor provoca más pataletas que delicias, y que las venganzas jamás se consuman. Debemos comprender que lo único que llena el vacío del tiempo es la experiencia, no la premonición.

Solo así aprenderemos a ser.

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