Me besó al rato de conocerla,
entre nubes de humo y alcohol.
Me pidió que volviera otro día a verla
y ahí es donde todo empezó.
Un día después de salir,
un buitre se me acercó.
Me dijo bien claro: "No vas a morir,
pero sí a conocer el dolor".
Olvidamos este mundo insano,
la locura a mi puerta llamó.
Yo iba ganando este juego de dos,
este juego de gato y ratón.
Al final se me fue de las manos,
morir solo no era una opción.
Me llamó una mañana y me abandonó,
se quedó el gato sin su ratón.
Un día después de romper,
el buitre se me acercó.
Me dijo con sarna: "Ya te lo avisé",
lo maté y cociné para dos.
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