martes, 29 de diciembre de 2015

Mierda

      Tengo un recuerdo precioso y feísimo que no creo que vaya a perder nunca. Tus mejillas rojizas y tus ojitos empapados en lluvia y en lágrimas. Está todo perfectamente grabado en mi cabeza. Era marzo o abril o mayo y tú vestías de rojo o azul o gris. Me dijiste las palabras más bonitas u horrendas que jamás se habían formado entre tus cuerdas vocales y yo no supe qué contestarte. O sí. Puede que te dijera algo. Seguramente no. Seguramente ahora, años después, no tengo ni la más remota idea de qué debería haberte dicho en ese momento. Primero te reíste y luego lloraste o primero te echaste a llorar y luego te empezaste a reír descaradamente. Desconsoladamente. Descaradamente. Me rompiste. Me rompiste, ya para siempre, ya de forma definitiva, y me dejaste sin absolutamente ninguna esperanza de volver a ser lo que fui una vez. Lo único que me consuela es que no queda tampoco mucho de ti. Supongo que de vez en cuando sonríes y que de vez en cuando echas un polvo. Espero que sean polvos de mierda. Y sonrisas de mierda. Espero que tu vida, así, en general, sea mierda.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Los demonios

      Cariño, los demonios han llegado. Han entrado en mi ciudad vacía porque las puertas estaban abiertas de par en par. He oído que traen rostros de ángeles y sonrisas humanas. Cariño, los demonios están engañando a esta ciudad vacía. Me han prometido cosas buenas pero sé que no tienen intención de cumplirlas. No quiero escuchar lo que me dicen ni quiero que me engañen pero, al fin y al cabo, son tan hermosos que dudo que sean realmente malos. Cariño, acabarán entrando aquí. Sé que te prometí que nunca nos despediríamos, pero las circunstancias han cambiado. Me voy de esta ciudad vacía, y tú deberías hacer lo mismo. Aquí ya no nos queda nada. Ojalá pudiera decir que me voy a librar de ellos, pero sé que me seguirán allá donde vaya. Me muerden en la cabeza y me arañan y me hacen desear mil millones de años en el infierno. Joder, son tan retorcidamente hermosos que me abruman. Córtame. Córtame. Córtame. Córtame, cariño. Arráncame. Desgarra. Rompe. Rompe rompe rompe rompe rompe haz lo que haga falta pero quítamelos. Quítamelos de una vez porque si no no tendré más remedio que quitarme yo. Mata, si es necesario, cariño. Si no hay más remedio, si no queda otra solución, por favor, por lo que más quieras, empieza a matar.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Sitios bonitos

      Sé que he hecho algo malo pero no recuerdo el qué. Sé que he hecho algo que no tiene perdón de ningún Dios pero no sabría decir lo que es y me duele aquí, me duele aquí me duele aquí no puedo parar de pensar en lo mucho que me duele aquí. Joder necesito que se callen y que me dejen pensar de una puta vez porque si no no lo voy a saber nunca y necesito saberlo. No sé el qué. No sé el qué, joder, necesito saber algo pero no sé el qué. Tengo el cuerpo cubierto de sudor, qué asco de verdad qué asco que me estoy dando ahora mismo. Otra vez suena música en la radio pero no hay ninguna radio. Qué dolor de cabeza apagad la radio por favor. Por favor por piedad por Dios apagad la puta radio que me está dando dolor de cabeza. Yo qué sé dónde está, solo la estoy oyendo no veo nada, no veo la radio ni siquiera me veo a mí mismo, qué está pasando. ¿Qué está pasando? No quiero seguir aquí, no quiero, de verdad muchísimas gracias pero tengo que irme a cualquier sitio más bonito que este. Este verano estuve en un sitio más bonito que este. Era precioso y me gustaría volver. Después de haber estado ahí no puedo quedarme aquí, me destrozaría, me destrozaría la vida me estás matando. Joder, me estás matando. Esta mañana me has mirado desde el espejo del baño. Nos hemos quedado unos minutos en silencio y no te voy a negar que lo he disfrutado más que nunca. Te has puesto los dedos en la sien como si fueran una puta pistola de carne y me has recordado lo fácil que sería pegarme un tiro y acabar con todo. No entiendo por qué pienso estas cosas ahora si este verano estuve en un sitio tan bonito. Era precioso, de verdad. Conocí a una chica con los ojos más irreales que había visto nunca. Era guapa y era increíble y pensaba que me ayudaría a salvarme pero esta mañana me has vuelto a mirar desde el espejo del baño y todo lo que había construido se ha ido a la putísima mierda. Joder, tendrías que haber estado en ese lugar, conmigo. Mariví me dijo que te llevara para poder enseñarte y para poder cambiarte pero yo preferí dejarte aquí. Y aquí me has estado esperando todo este tiempo. No lo entiendes, no lo entiendes y creo que nunca lo vas a entender pero no puedo quedarme aquí ahora que he conocido otros lugares. Deberías irte de una puta vez para siempre y deberías desaparecer joder es que si no desapareces tú lo haré yo. Me voy a matar, te juro por mi madre que antes de que me rompas me quito la vida y te la quito a ti. Déjame en paz. Déjame en paz por favor por favor por favor.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Síndrome de la persona feliz

      Soy feliz. Soy muy feliz. Soy una persona sistemáticamente feliz. No hay ninguna razón por la que no deba ser feliz. Qué coño, mi sociedad -porque es mi sociedad- me ha educado para ser feliz. He tenido que haber nacido feliz y crecido feliz y seguramente me muera feliz. Qué hostias, es que sé que me voy a morir jodidamente feliz. No puedo retener mi gozo de lo feliz que voy a morir. Me va a explotar el pecho de lo feliz que voy a morir. ¡Joder, es que tengo tantas, tantísimas ganas de gritar al mundo lo jodidamente feliz que voy a morir! Salgo a la calle para que todo Dios lo sepa y una señora me detiene de pronto con una sonrisa así, muy brillante y muy artificial, y me dice que lo tengo todo para ser feliz. Yo inmediatamente razono que la puta vieja tiene que saber mucho más de la vida que yo, porque es una vieja y anda que no ha tenido tiempo para aprender lo que me hace feliz y lo que no. ¿Qué clase de cabrón prepotente sería si le dijera a la vieja que esas no son razones para ser feliz? Nadie sería tan capullo. Así que le doy las gracias -y la razón- a la vieja y me voy con una sonrisa en la cara, de oreja a oreja, igual de auténtica que la suya. Me he recorrido media ciudad -qué pequeña es esta ciudad- con mi sonrisa súper auténtica dibujada en la cara y no me había dado cuenta de la cantidad de gente que va sonriendo también por la calle. Joder, qué felices tienen que ser todos, me encanta. Ese niño cómo no va a ser feliz si tiene una familia que lo quiere y lo adora y le compra juguetes y lo lleva al parque con sus amigos. Esa tía cómo no va a ser feliz, si está perdidamente enamorada de ese otro tío, si van de la mano y se abrazan y se besan y cuando lleguen a casa van a follar como bestias salvajes. La vieja de antes -no la he vuelto a ver, pero esa de ahí se le parece- cómo no va a ser feliz si tiene unos nietos preciosos y se va a pasar lo que le queda de vida viviendo sin trabajar y haciendo lo que le salga del coño. Si es que lo tenemos todo, cómo no vamos a ser felices. Quien no lo es es porque no quiere, simple y llanamente. Ya hace un rato que no sé a dónde voy. No he parado de caminar ni un segundo pero de verdad que ni puta idea de hacia dónde. Qué más me da, vaya a donde vaya voy a seguir siendo feliz. Le he sonreído a ese tipo de ahí y me ha mirado con una indiferencia asquerosa. Qué imbécil. No, en serio, qué imbécil. No es tan difícil dedicarme una sonrisa, ¿no? Qué tío tan imbécil. Yo también podría ir así por la calle, pero, ¿de qué serviría? ¿Por qué voy a dejar de sonreír? No joder, dime por qué razón iba a dejar de sonreír. No cambiaría nada. Ni aunque quisiera dejar de hacerlo. Pero no quiero. Supongo. Joder, con lo feliz que soy cómo voy a dejar de sonreír. ¿No? ¿No? Puto imbécil, qué rabia me da. Qué rabia que pueda hacer lo que le dé la gana con su cara y con su boca mientras yo me quedo aquí, como un pasmarote, fingiendo lo que no soy. Bueno, no digo que no lo sea, simplemente que no siempre tiene uno ganas de sonreír. ¿Qué pensaría mi familia? ¿Y mis amigos? No, no, son muy importantes para mí. Joder, más importantes que yo mismo. Los quiero tanto que no podría dejar de sonreírlos. ¡Además que de qué coño estoy hablando si yo soy muy feliz! Si no fuera feliz dime tú cómo iba a ignorar esto que tengo aquí. Si no fuera feliz cómo iba yo a olvidarme de este puto agujero vacío y asqueroso que tengo en el pecho, de esta angustia que me arranca a mordiscos las ganas de seguir viviendo, de salir, de sonreír. ¿¿Cómo cojones iba yo a lidiar con eso si no fuera feliz?? Mira que le den por culo al tío ese. Qué imbécil. Si no tiene derecho a quejarse de nada ese. Joder. Que haga como los demás. Qué haga como los demás y se trague su mierda y su rabia y su puta cara de mandril y lo que sea sea que no le deja sonreír a un puto desconocido que va por la calle con toda su buena intención. Que le jodan. Que les jodan. Que os jodan a todos. Qué asco todo esto. Qué asco vuestras sonrisas y vuestras vidas felices de mierda y de mentira. Qué asco vosotros, cabrones.