jueves, 30 de mayo de 2013

El aniversario, segunda parte

- ¡Hola!
      Me giro hacia mi alegre interlocutora, devolviéndole el saludo con un gesto con la mano.
- ¿Un mal día? -me pregunta mientras se sienta en el sofá, justo a mi lado-. Tienes cara que haber pasado un mal día.
- Regular -me limito a responder. Amelia me mira fijamente, como esperando una respuesta más extensa-. ¿No tienes nada que estudiar?
- He decidido que quiero conocerte mejor -me dedica una sonrisa de oreja a oreja, dispuesta a interrogarme hasta el hastío-, no sé prácticamente nada sobre ti.
- Llevamos compartiendo piso, cuánto, ¿cuarenta y ocho horas? No sé qué esperabas saber sobre mí.
- Todo, bobo -me propina una golpecito en el hombro, tomándose, a mi juicio personal, demasiadas confianzas para conocerme desde hace solo dos días-. Tus sueños, tus esperanzas, tus pesadillas, tu peso ideal...
      Ríe burlona, y yo quiero levantarme del sofá, darle la espalda y no volver a ver su cara hasta mañana. Sin embargo, hay algo que me lo impide. Carol me observa desde el otro lado del salón, decepcionada. Joder, no. No me mires así, Carol. No quiero seguir hablando con esta maldita cría.
- No tengo sueños. Los sueños se rompen.
      Amelia deja de reírse y se pone muy seria de pronto.
- O sea, que eres un amargado.
- Soy un amargado -no pienso discutir con ella. Hoy no.
      Se levanta del sofá y empieza a dar vueltas por el salón, bailando tan arrítmicamente la canción que suena en la televisión, que me pone nervioso. Contonea sus caderas como si le fuera la vida el ello, y agita su corta melena castaña de forma casi ortopédica. Se gira hacia mí, se echa a reír estúpidamente y sigue bailando. Repite la humillante escena un par de veces más antes de rendirse. Ha entendido que no va a conseguir hacerme sonreír.
- Un amargado de los de cuidado. ¿Cómo consigues no suicidarte cada vez que amanece un nuevo y hermoso día en tu gris y vacía vida?
      No respondo, solo me encojo de hombros. Quizás porque no me da la gana responder. Quizás porque yo me pregunto lo mismo todas las mañanas.
     Tras varios fallidos intentos de entablar una conversación, Amelia parece resignarse. Carol se encuentra a su lado, como intentando hacerme sentir culpable. Pero no voy a ceder. Es un mal día. Es un horrible día. Hoy hace un año. Un año entero. Hoy tengo derecho a ser un hijo de puta.

Foto: Roinja

No hay comentarios:

Publicar un comentario