jueves, 20 de febrero de 2014

El rey de las ratas, entreacto

Juzgados. El escenario está vacío. El Sapo aparece, se planta en el centro del escenario y mira hacia el público.

Sapo: En ocasiones os siento cercanos, amigos, hermanos y amantes de tiempos pasados que vuelven, tarde o temprano, a mi regazo, a mi hedionda vera. Otras veces, sin embargo, os encuentro raquíticos, consumidos por instintos salvajes y pasiones destructivas. Me teméis y adoráis con igual magnitud, soy vuestro pánico más racional, vuestra amiga y vuestra condena. Henchidos de bravura y cólera, os enfrentáis a mis besos con uñas y dientes, pero no os servirá de nada. Soy de todos y de nadie. Los solitarios se acercan a mí, inconscientes. Los amantes me rechazan, pero en ocasiones se atreven a jugar conmigo. Los suicidas me diluyen en sus botellas de alcohol, esperándome pacientes al final de su último trago. Los niños no me conocen, y los viejos no me recuerdan. Permito que bailéis conmigo al ritmo que marca mi danza macabra, pues hubo un tiempo en el que os traté como a iguales. Soy vuestro único amor verdadero, vuestro misterio y vuestro secreto. No hace falta que vengáis a mí, esperaré. No demasiado, pero esperaré. Soy sombra y neblina, soy vacío y duda. Soy la Muerte, y siempre espero.

La luz se apaga.

Fin del entreacto

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