viernes, 18 de abril de 2014

Las costillas

       "Su piel podrida dejaba entrever la marca de las costillas, y ese hambre brutal de placer que los consumía desde hacía mucho tiempo salió a la luz por fin. Se devoraron sin un ápice de piedad, bebiéndose hasta los posos, mutilando sus cuerpos con crueldad impasible, disfrutando cada uno de los arañazos en la espalda, cada uno de los mordiscos en el cuello, cada año de vida que se robaban el uno al otro. Tal era la saña con la que se destrozaron durante días que no fue hasta el final de todo cuando descubrieron que ya no eran más que un laberinto de huesos y jirones de piel, y que habían dejado de ser lo que una vez fueron, para empezar a ser lo que nunca quisieron."

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