sábado, 19 de abril de 2014

Estirar acero

      Contraluces y miradas es todo lo que nos queda. Fragmentos inútiles. El resto se volvió cenizas y fue robado por el viento y por el tiempo. Y nos quedamos completamente solos. No hubo miseria ni dolor, solo un silencio perenne y minúsculas motas de rabia que flotaban sobre nuestras cabezas. Alguien lloró en algún momento, pero ni siquiera recordamos quién.
      Intentamos estirar acero, forzar algo tenue e intangible que nunca nos perteneció. Es triste, pero ya somos mayores y va siendo hora de admitir lo que tanto temíamos. Que va a doler mucho. Todo esto, desde el principio hasta el final, va a doler más de lo que nos imaginábamos. Yo no sé si podré soportarlo. Pero si no lo logro, si me quedo a la mitad del camino, si me niego a luchar, hacedlo vosotros por mí. Brillad como yo quise hacerlo, por lo menos una vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario