sábado, 5 de marzo de 2016

Déjame

Ya solo queda que me odies. Yo me odio, tú me odias. Ya solo queda la tristeza. Y sonríes sin quererlo. Ni por un segundo lo quieres. Nos hemos arruinado nosotros solos. Nos hemos destrozado sin ningún miramiento. Si no va a quedar nada de mí es porque tú no vas a querer que quede nada de mí y podría decir lo mismo de ti. Yo sé que siempre vas y vuelves y vas y vuelves y vas y vuelves y... joder. JODER. YA SÉ LO QUE NECESITAS PERO YO NO LO TENGO. Yo no lo tengo así que por favor márchate. Márchate que no te pido tanto, solo querer. Solo quererla a ella porque necesito algo así y solo querer a todos los demás y que ellos me quieran porque si no me muero. Me muero, te juro que me muero sin ellos. Ojalá que entiendas lo que significa para mí no correr, y ojalá que entienda ella lo que significa para mí no hablarle de ti. No estoy roto. No estoy roto aún. Resquebrajado, agrietado, quebrado quizás. Pero no estoy roto. Así que dime, habla, grita, ruge y explícame el porqué de todo. El porqué de las cosas y que me digas que me vas a matar. Parece muy simple y muy ajeno y muy de otro país pero me estás intentando matar. Y no me lo merezco. Me merezco mierda y mentiras y a mis amigos jodiéndome y engañándome como yo jodo y engaño pero no me merezco que me intentes matar. DÉJAME. DÉJAME JODER. Vete. Vete. Vete. Vale, es muy sencillo. Tú vete y ya hablaremos cuando yo me sienta en condiciones de hablar contigo. Porque si te veo ahora, me mato. Te juro que me mato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario